miércoles, 6 de octubre de 2010

2. Confesiones

Confesiones.

He de confesar que no llevo muy bien las despedidas. No hay nada que más tema que el despedirme de alguien a quien quiero mucho. La gente suele destacar de mí mi sonrisa, no es porque sea bonita, sino porque me encanta sonreír todo el tiempo. Siempre me ha gustado jugar al fútbol, pero en cambio no soy capaz de ver un partido de este deporte completo. Le tengo miedo a la oscuridad y a la muerte. También he de decir que no soy una chica de muchas palabras, no soy muy sociable, me cuesta coger confianza con la gente, pero me siento orgullosa de mi misma. No tengo problemas en cambiar siempre que sea yo misma la que me lo proponga, pero nunca lo haría por decisión de los demás. Adoro la música.  No salgo de casa sin mi ipod y mis cascos. Suelo pasar horas al día soñando despierta, y no me arrepiento de ello. Cada vez que viajo en coche, avión, tren… me encanta imaginar miles de situaciones que podrían pasar por cada lugar que recorro. No soporto el humo del tabaco. Cuando algo o alguien me importa mucho, soy muy cabezota en cuanto a cosas que tengan que ver con ello.
No me gusta demasiado mi nombre, aunque me estoy acostumbrando a él. Mi padre fue quién decidió llamarme así. Le encanta pasar las noches de verano en el jardín observando la luna y las estrellas, supongo que mi afición por las estrellas la he heredado de él. Por ese motivo eligió llamarme Cynthia, que significa princesa de la luna.
Siempre he esperado con ansia el momento en el que yo y mis verdaderos amigos podamos alejarnos de la rutina y vivir un loco verano navegando de isla en isla, haciendo fogatas a la luz de la luna y allí poder desvelar nuestros sueños y hacer un pacto: Se deben cumplir a lo largo de nuestra vida.
Este sería mi verano inolvidable. Cada uno tiene el suyo, con el que sueña desde la infancia, y yo pienso que, si lo deseo con todas mis fuerzas, algún día se cumplirá. Claro que ese momento aún está lejos.
Tengo una pequeña manía, que es no creer en las almas gemelas. Yo creo que cada persona es totalmente distinta a las demás. Puede parecerse en mútiples rasgos a otra persona, pero ni siquiera sabemos si aquello que parecen coincidencias no son más que apariencias. Mi opinión sobre esto también se debe a que creo ciegamente en que solo mostramos la mitad de lo que somos.
En cambio sé que existen las medias naranjas. Alguien completamente distinto a tí, tu mitad, la persona que te complementa y aquella a la que necesitas para que todo sea perfecto. El amor loco, ciego e idiota que hace que no quieras separarte de una persona y pienses continuamente en ella, aunque no tengais nada en común. Porque eso sí señores, eso sí que es AMOR.



lunes, 20 de septiembre de 2010

1. Pequeña casualidad


Tengo ganas de verte… 
y no me basta con soñar contigo.




















Pequeña casualidad.

Aquella mañana pude sentir el frío en mi piel. Así es, el invierno había llegado, y con él las frías tardes dedicadas a pensar. ¿Será esta la época de resolver las abundantes dudas que rondan por mi cabeza? Quizás estos pensamientos continuarán mucho más tiempo, incluso lleguen a formar parte de mi rutina. ¿He dicho alguna vez que odio la rutina? Pues es cierto, la odio. No puedo comprender esa estúpida pérdida de tiempo. Habiendo tantísimas cosas por hacer en la vida, no quiero caer en la repetición, salvo que esta sea estar contigo. En efecto, todo hoy me recuerda a aquel día. Incluso puedo describirte el momento con claridad:
Yo paseaba como de costumbre por el parque que se encuentra frente a mi casa. Entonces lo vi. A pocos metros de mí se encontraba Alfred, la persona más maravillosa que pueda existir, bajo mi punto de vista. Llevo colada por él desde los ocho años y lo peor de todo es que Alfred no sabe nada. No hay día en el que no se me pase por la cabeza la idea de estar juntos algún día. Pero sé que si no me atrevo a decírselo, nunca sucederá.
 Se acercaba lentamente hacia mí y pude notar cómo el corazón me latía cada vez más fuerte. No podía evitar ponerme nerviosa cada vez que lo veía. Una ráfaga de aire golpeó mi cara y supe que debía reaccionar. Tal vez lo mejor era acercarme rápidamente a saludarle pero, conociéndome eso era imposible. Ya no quedaba tiempo para pensar, se encontraba a pocos centímetros de mí y, entonces ocurrió, me saludó con una sonrisa y me preguntó que tal el día.
-Los ha habido mejores, la verdad,- dije.- pero se hace lo que se puede.
No podía mentirle, el día no había ido bien. Mis padres habían vuelto a discutir y se me había estropeado el teléfono móvil. Olvidaba decir que paso horas al día hablando por él con mi mejor amigo, John. Y para colmo, iba a estar una semana en casa de mis abuelos sin poder comunicarme con nadie más que ellos.
-Vaya…ojalá te vaya mejor la tarde. Lo siento tengo un poco de prisa, Alice me espera. Ya hablaremos más detenidamente en otra ocasión ya que, como sabrás, me he mudado al piso de al lado tuya. Adiós.- Dijo Alfred y seguidamente se marchó.
¿Había escuchado bien? Era la mejor noticia del día. Alfred iba a ser mi vecino. ¿Por fin llegaría el esperado día? Después de pasar aquella extraña semana con mis abuelos podría disfrutar de su presencia por mi barrio cada día, todo iba a ser perfecto. Aunque olvidaba un pequeño detalle, Alice es su novia.

+ Flickr:  http://www.flickr.com/photos/secretosencerrados/
+ Acabo de empezar, espero que os guste y me sigais. Saludos. (: